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Día 19: el duro viaje de vuelta desde el paraíso

Siempre que vuelves de un viaje se hace duro por varios motivos, ya sea por pasar de vacaciones a la vida normal y trabajadora, o por abandonar parajes increíbles que no los tenemos cerca de donde vivimos.


Además, se nos presentaba una vuelta muy larga. Muchas horas de trayecto y con múltiples tipos de transporte: barca, ferry, aviones…


La última noche fue lluviosa y se oía el agua caer en el techo de la cabaña. Otras veces ese sonido hubiera sido relajador, pero con los nervios de la vuelta me costó un poco dormir. Debíamos salir muy pronto en barca hasta el embarcadero de Waisac. Unos 50 minutos en barca con todas las maletas para enlazar luego con el ferry hasta Sorong. Era indispensable coger ese ferry, porque sino perderíamos todos los enlaces a los vuelos.




Pero seguía lloviendo y Melkis nos dijo que esperáramos un poco a ver si pasaba la nube. Así que desayunamos tranquilamente, pero con un ojo puesto en el cielo. No paraba de llover, así que le dijimos a Melkis que daba igual, que lo prioritario era llegar a Waisac. Melkis a regañadientes se puso en marcha. Para nuestro gusto íbamos muy justos, si pasaba alguna incidencia ya no llegábamos…


Los primeros minutos en la barca siguió lloviendo, pero por fortuna a mitad de camino el cielo se despejó. La barca pegaba botes con cada ola y los de delante empezábamos a tener el culo tieso, pero no nos atrevimos a decirle a Melkis que aminorara la marcha, no sea que llegáramos tarde por eso.


A medida que nos acercábamos a Waisac divisábamos varias casa, hoteles, incluso un mini aeropuerto… sin duda esa isla estaba más desarrollada que las demás.


Y llegamos finalmente al puerto. Melkis nos dejó en uno de los muelles y luego con todas las maletas fuimos corriendo, dando la vuelta hasta el muelle de los ferris. Teníamos que comprar los tickets y los diferenciaban entre 1ª y 2ª clase, pero todavía no entendimos qué diferencia había… nosotros cogimos 2ª.


El ferry tenía dos plantas. Los asientos iban numerados y a nosotros nos tocó en la planta de arriba. No paraban de entrar personas, algunos turistas, pero mucha gente local. El trayecto duró unas 2 horas hasta que llegamos al puerto de Sorong.


En Sorong reinaba el caos, cientos de personas esperaban al ferry. Lo que me sorprendió es que, de golpe, sin ningún orden ni control, entraron varios chicos para cargar las maletas de los viajeros y así ganarse alguna propina. Al bajar del ferry andamos hasta la zona de taxis para contratar el transporte hasta el aeropuerto. Nosotros nos juntamos con otros dos chicos que habíamos conocido en el ferry y que también iban al aeropuerto. Después de cargar en 15 minutos estábamos en el aeropuerto. Como anécdota el taxista nos dejó fuera para no tener que pagar la tasa de entrada al aeropuerto.


Ahí cogeríamos el primero de los 4 aviones que teníamos que coger. De Sorong a Barcelona con escalas en Macasar, Yakarta y Doha. En Macasar el vuelo se retrasó considerablemente, pero como teníamos tiempo de sobra en Yakarta, todo salió sin problemas.


Finalmente, 40h después llegamos a Barcelona, cansados, pero con la sonrisa post vacaciones, sabiendo que habíamos estado en el paraíso en unos de los lugares más remotos de la tierra. Estábamos seguros de que volveríamos allí alguna vez.


 

-Hay varios ferris que cubren la ruta entre Waisai y Sorong. Los billetes se pueden comprar el mismo día o reservarlos antes.

-Organízate bien los horarios de los vuelos para evitar pasar mucho tiempo en Sorong. Pero con tiempo suficiente por si surge algún imprevisto.


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