Durante nuestro viaje de 3 día a Singapur nos alojamos en el Novotel Clarke Quay, situado en el centro de Singapur, justo al lado del centro comercial Clarke Quay y del río Singapur.
Nos recogieron en coche directamente en el aeropuerto de Singapur. Allí nos recibieron y nos llevaron hasta la habitación que se encontraba en la planta 20. Lo primero que nos llamó la atención fue las increíbles vistas a toda la bahía de Singapur y al edificio Marina Bay Sands. Solo por ver esas vistas ya valía la pena venir a Singapur.
Por cortesía del hotel nos obsequiaron con una tarta con figuras hechas de delicioso chocolate.
Como hacía calor y teníamos un rato antes de las visitas programadas, fuimos a relajarnos un rato a la piscina. Estaba situada en una terraza enorme junto al restaurante, entre las dos torres del hotel. Tenía una zona de tumbonas familiares con sus pérgolas donde nos relajamos un rato, mientras nos dábamos un bañito. Con ese calor nos fue muy bien después del vuelo desde Bali.
Por la tarde teníamos una serie de actividades propuestas por el hotel. Primero fuimos al parque Fort Canning, justo al lado del hotel, para juntarnos con una visita guiada en grupo a The Battlebox. Un bunker que fue la última resistencia durante la II Guerra Mundial frente a los japoneses. Se encontraba muy bien conservado y cada habitación formaba una escena donde podías imaginarte cómo vivían y se organizaban en ese búnker. La visita duró unos 45 minutos y fue interesante para comprender como fue la resistencia de Singapur en la II Guerra Mundial.
Luego aprovechamos para dar una vuelta por el parque y hacer unas fotos panorámicas des de lo alto de la colina con la puesta de sol.
Al terminar la visita teníamos pendiente otras dos actividades en el centro comercial Clarke Quay. Primero nos subimos a un barco para realizar un crucero por los canales de Singapur. El embarcadero estaba justo al lado del centro comercial. El barco era de estilo tradicional, de madera y con una megafonía que te iba explicando las zonas y edificios por las que íbamos pasando. La verdad es que Singapur de noche es espectacular porque está muy bien iluminada y se pueden ver muchos edificios emblemáticos, entre ellos el Marina Bay Sands. También los puentes estaban iluminados de colores. Había muchísimos barcos y bastante cola para embarcar, por lo que era una actividad muy solicitada por los turistas.
La última actividad que nos quedaba era subirnos a la atracción GX-5 Extreme Swing Singapore, también en Clarke Quay. En esta atracción vas sujeto en una cápsula con más gente con una caída de hasta 40m y llega a una velocidad de 120 km/h. Es ideal para descargar toda la adrenalina acumulada durante el viaje.
Finamente, después de una tarde llena de actividades, aprovechamos que estábamos en la zona de Clarke Quay y cenar y tomarnos algo. Había un ambiente genial, con zonas peatonales y con música en directo por las calles.
